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La liofilización es un proceso de secado.
El proceso consiste en congelar el producto a procesar por debajo de su temperatura eutéctica (temperatura más baja a la cual es posible encontrar una fase líquida)

Se coloca el producto congelado en un contenedor o cámara hermética y se procede a realizar vacío.

Manteniendo siempre el producto por debajo de la temperatura eutéctica, se comienza a suministrar el calor necesario para la sublimación del hielo.
Los vapores producidos en la sublimación son retenidos en un condensador que se encuentra a una temperatura inferior a la del producto congelado.

Cuando todo el hielo ha sido eliminado se dice que el secado primario ha terminado.
El secado secundario se realiza calefaccionando el producto para eliminar las últimas trazas de agua ligada al producto.

Esta etapa requiere de un alto vacío y de calefacción a la temperatura máxima que admite el producto sin desnaturalizarse.
Finalizado el proceso el producto debe almacenarse en un contenedor hermético ya que por su estado es ávido de captar humedad ambiente.
Si bien el proceso se realiza en condiciones de baja temperatura y alto vacío, el mismo no es esterilizante.

Principales ventajas del proceso:

– Es apto para substancias termolábiles (virus, microorganismos).
– Debido a la temperatura y el vacío a que se realiza el proceso se minimiza el crecimiento bacteriológico y los cambios enzimáticos
– La ausencia de oxígeno es compatible con elaboraciones en medios asépticos y los constituyentes oxidables están protegidos.

Principales ventajas del producto
– Disminución substancial del peso del producto original.
– Conservación del producto en envase apropiado a temperatura ambiente sin necesidad de refrigeración.
– Contenido muy bajo de humedad final, mejor que el obtenido por otros medios de secado
– Rápida disolución en agua
– Conservación de las características organolépticas del producto original.

Aplicaciones del proceso

Productos farmacéuticos y veterinarios
Productos alimenticios: café, carnes, frutas, verduras y hortalizas, huevos, hongos, jalea real.
Comidas elaboradas para montañismo y trekking, carnes cocidas, sopas, pescados y mariscos.
Conservación de material arqueológico y marino, taxidermia, flores, recuperación de libros.